Tips para Emprender
La inteligencia emocional y su impacto en tu negocio
Emprender no es cosa fácil, lo sabemos. No basta con crear un proyecto, aprender de administración, gestión de finanzas, marketing, atención a clientes, distribución, y un sinfín de actividades que nos obligan a aplicar el “multitasking”; no, detrás de todo esto hay un aspecto primordial del cual casi nadie habla y que, si no se ejercita, nos puede llevar a cerrar nuestro negocio. Nos referimos a la inteligencia emocional.
Emprender nos hace trabajar bajo un ritmo eufórico que nos enfrenta a la rápida solución de problemas, a una constante toma de decisiones y a un nivel de estrés que tal vez no habíamos manejado antes. Es por eso que la inteligencia emocional se vuelve esencial para afrontar estos aspectos externos con temple.
En sí, la inteligencia emocional es un término que popularizó el psicólogo Daniel Goleman y se refiere a la capacidad de poder entender nuestras emociones y utilizarlas de forma efectiva pero, ¿por qué hablamos de emociones al emprender? Porque todos somos personas emocionales y solemos tomar decisiones basadas en ellas -algunas veces de forma visceral- y esto afecta el ambiente del negocio.
Se dice que, para mantener equilibradas nuestras emociones de forma inteligente, se requieren ciertas habilidades como la motivación, la autoconciencia, la empatía, las habilidades sociales y la autorregulación, que traducidas a un ambiente laboral serían la resolución de problemas bajo presión, la expresión, la comprensión, las buenas relaciones y la gestión; todas, habilidades que se encuentran desarrolladas en las personas con liderazgo.
La inteligencia emocional y el efecto sube y baja
Es común pensar que todos contamos y dominamos estas características, pero la realidad es que a diario vivimos una montaña rusa de emociones y lo ideal sería dar un paso atrás y ver realmente cómo reaccionamos ante las situaciones que se salen de nuestro control. De ahí viene el análisis de nuestro propio efecto del sube y baja.
Esto se refiere a que, usualmente y más como emprendedores, un día creemos que nuestras ideas y proyectos van a conquistar el mundo y al día siguiente que nada de lo que hacemos funciona. A veces estamos arriba, a veces abajo. Pero lo importante de esto es notar que en realidad nuestros procesos no han cambiado; los que hemos cambiado somos nosotros. Y por eso es importante preguntarnos: ¿cómo influye nuestra forma de pensar y de sentir en nuestro negocio?
Es normal que todos nos enfrentemos a estos sentimientos, lo importante es ver cómo respondemos a ellos. Veamos un ejemplo, esto es a lo que nos enfrentamos en el efecto sube y baja:
- Primero idealizamos un éxito rotundo en nuestros productos y servicios que nos sumergen en un estado de euforia que nos aleja de la realidad.
- Después, nos damos cuenta que las cosas no eran cómo las habíamos pensado. Sentimos que en realidad no sirvió nuestro trabajo y que nuestra empresa no tiene un valor que ofrecer.
- Luego viene la etapa donde imaginamos escenarios devastadores y prevemos lo peor.
- Y en este punto viene la etapa decisiva del manejo de estas emociones: los reajustes.
Hay dos tipos de acciones que podemos tomar de acuerdo a nuestra inteligencia emocional:
- O nos abrumamos y comenzamos a darle vueltas y vueltas a pensamientos que no nos permiten avanzar e incluso nos hacen tener ganas de tirar la toalla, o…
- Aprendemos de la desilusión, nos permitimos escuchar al entorno y cambiamos el rumbo de nuestras decisiones y adaptamos nuestra empresa al nuevo reto y al cambio.
Al igual que cualquier ejercicio, la inteligencia emocional se debe ejercitar. Lo ideal sería que todos contáramos con un plan personal de gestión emocional donde practiquemos ser resilientes, es decir, trabajar en cómo reaccionamos ante aquello que no esperamos que ocurra y en poner límites en nuestros procesos de crecimiento para reaccionar poco a poco de manera más inteligente.
Riesgos para la resistencia mental y emocional
Ahora te compartiremos los aspectos más comunes que enfrentan los emprendedores y que ponen en riesgo su inteligencia emocional:
La frustración: con ella se suele pensar que los obstáculos son resultado de la falta de capacidad al dirigir un negocio. Para hacerle frente, se recomienda que te acerques a otros emprendedores y consultes con ellos cómo han enfrentado los momentos de frustración. Un grupo de apoyo siempre ayuda a encontrar soluciones en momentos donde parece no haberla.
El estrés: el mayor enemigo del equilibrio emocional. Te cansa, reduce tu capacidad de reaccionar y afecta tu vida tanto laboral como personal. Una forma de hacerle frente es buscar una mayor y mejor organización. Define tus objetivos y metas, asígnales un tiempo determinado para trabajar en ellas y pon límites que te permitan descansar.
El bloqueo mental: emprender requiere saber de tantas cosas que es común estar lleno de dudas, lo que puede llevar a un bloqueo importante al momento de tomar decisiones. Aquí se sugiere que pongas metas no tan ambiciosas y que puedas solucionar a corto plazo, mientras te das el tiempo de consultar con alguien más experimentado que pueda guiarte.
Miedo a perderlo todo: mantener un negocio tras una inversión importante puede provocar mucha ansiedad. Para enfrentarlo, se sugiere que pongas límites en tu empresa: límites de endeudamiento, que pongas plazos para alcanzar metas, revisiones regulares de cómo van las acciones para alcanzar tus objetivos, que tengas una clara planificación y análisis financiero, y que tengas claro tu punto de quiebre.
El miedo al fracaso: hay una carga social muy fuerte que nos empuja a ser exitosos en todo lo que hacemos; si no lo logramos, sentimos que seremos rechazados por incompetentes. La realidad es que está bien si nos equivocamos. Es muy inteligente tener claro que, si algo no funciona, no significa que no sirves, significa que puedes empezar de nuevo.
Ataques de pánico: el peor de los escenarios es dejarse llevar por el pánico, ya que usualmente se toman muy malas decisiones en este estado. Lo mejor es calmarse, tener a la mano toda la información financiera del negocio para tomar decisiones con la cabeza fría y analizar si lo que está sucediendo se puede corregir. Es válido pedir ayuda externa para tomar las cosas con calma.
En general, si descubres que eres un emprendedor que se estresa fácilmente, de repente se te olvidan los modales, no logras articular lenguaje específico de tu ramo, no permites el debate, eres rencoroso, no te perdonas tus errores con facilidad, te cuesta conectar con los que te rodean o no expresas tu enfado fácilmente, entonces sabes que tienes que trabajar arduamente en mejorar tu inteligencia emocional para evitar caer en estos aspectos de riesgo.
Beneficios de aplicar la inteligencia emocional en tu negocio
Por el contrario, llevar tu quehacer emprendedor con inteligencia emocional trae beneficios que son tangibles en varios ámbitos de tu empresa, como:
- Identificarás fácilmente perfiles de empleados y vendedores que también cuenten con inteligencia emocional, lo que impactará positivamente el rendimiento de tus ventas.
- Mejorarás la calidad del servicio al cliente al manejar los problemas con inteligencia emocional.
- Ejecutarás un liderazgo sano y orientado al desarrollo y crecimiento empresarial, mismo que extenderá seguridad a todo tu equipo de trabajo.
- Enfrentar los procesos y retos de forma más equilibrada impactará y mejorará tu productividad, lo que terminará reflejándose como crecimiento.
- Emplear inteligencia emocional en procesos de capacitación y cambio organizacional reduce los costos de rotación de personal, el ausentismo y el bajo rendimiento.
Como ves, cuidar nuestras emociones y trabajar en ellas también se vuelve esencial en el éxito de nuestros negocios. Conocer a otros emprendedores y compartir experiencias se vuelve crucial en el manejo inteligente y la solución de problemas comunes, por eso te invitamos a compartirlos en nuestras redes sociales y ayudar a otros emprendedores que, como tú, se enfrentan a diferentes retos todos los días 🙂 .